INTRODUCCIÓN
El inmenso país que se ha
convertido en la gran potencia económica mundial despierta muchos interrogantes
y sentimientos. El primero desde occidente es el miedo: acostumbrados a ser el
ombligo del mundo asistimos a que el eje económico y político se traslada ahora
al sudeste asiático, con China como principal protagonista. Su despegue
económico, la deslocalización de las empresas occidentales y sus ansias de
protagonismo político y militar nos hacen recelar de todo lo proveniente de ese
país. A este miedo se le añade el tradicional halo de misterio que para los
europeos envuelve lo oriental: un idioma y escrituras imposibles, una sociedad
tradicionalmente opaca, el aislamiento de los inmigrantes en nuestros países.
Pues para esto sirve el viajar (entre otras cosas): para ver que en el fondo no
somos tan diferentes unos de otros. Y cada vez menos diferentes.
Obviamente un viaje de 3
semanas tampoco da demasiado para conocer bien la sociedad china, pero si son
suficientes para dar unas pinceladas y ver de primera mano qué es eso de China.
Ahí van unas ideas
básicas:
- La China
tradicional está desapareciendo para dar lugar a una sociedad muy parecida a la
occidental, para bien y para mal. En los pueblos la gente es como la de los
pueblos de cualquier parte del mundo, una vida más tranquila y dedicada a
trabajar en el campo, sin lujos pero sin las servidumbre del hacinamiento y el
estrés.
- El
capitalismo y el consumismo, en su vertiente más desbocada reinan sin freno:
una clase media que al menos en sus vacaciones no se corta con nada, con
millones de tiendas de todo tipo repletas de las más variopintas cosas. El
gusto por la ropa, los teléfonos móviles, cámaras, coches , etc está al orden
del día y un cierto tufo a nuevo rico y a la ostentación impregna esta sociedad.
Lo siento, Mao, creo que no te hacen ya caso…
- Hay mucha
gente en todas partes, pero mucha, mucha, mucha. Si no te gustas las
aglomeraciones, este no es tu viaje, pueden llegar a agobiar la cantidad de
personas que hay en todo lugar. Olvídate de visitar las zonas y monumentos más populares
en solitario o con poca gente. En China no te sentirás solo, al menos desde este
punto de vista. Madrugando mucho puede salvarse la cosa (yo puede pasear por
Lijiang casi sin gente al amanecer). Al anochecer imposible, son como los
españoles en eso, salen en masa a esas horas.
- Sigue siendo
una dictadura. Discreta, pero presente. Los servicios de Google están capados
(Google Maps, Gmail, etc) y especialmente en la zona tibetana, internet se
“cuelga” con mucha frecuencia.
- Comida: te la
puedes imaginar, variada y para gustos… desde cosas exóticas hasta otras más “reconocibles”.
Dependiendo de tus gustos, la encontraás maravillosa o todo lo contrario. Hay
que adaptarse a comer con palillos, a mí me costó trabajo.
- Idioma:
complicado pues salvo la gente joven en sitios turísticos, lo habitual es que
no hablen ni papa de inglés (ni por supuesto español). De todas formas por
señas y espabilando un poco se puede sobrevivir.
- Transporte:
un dato para la alegría, tienen unas buenas infraestructuras, cada vez mejores
y desde luego a años luz de las que se encuentran en otros países asiáticos
(estoy pensando en los que conozco, India y Nepal). La conducción no sigue los
estándares occidentales pero también es mejor que la de los otros dos países
mencionados. El transporte por tren es una buena opción, sobre todo para
trayectos largos y nocturnos. En estos dos links hay más información: tren 1 y tren 2
Este viaje lo hice con
Paso Noroeste, una empresa que organiza viajes de una manera
menos convencional que lo habitual.
Esta es la primera
entrada de tres dedicadas cada una de ellas a cada parte del viaje. No se trata
de realizar un diario del viaje, sino como siempre comentar brevemente los
lugares visitados y mostrar las fotografías de los mismos. Como siempre, muy
subjetivo, pero espero que os guste.
Primera parte: entrada
por Chengdu y viaje por las provincias de Sichuan y Yunnan de cultura tibetana
(Tagong, Litang y Shangri-La)
Segunda parte: suroeste
con visita a la Garganta del salto del Tigre, a dos ciudades tradicionales (Lijiang y Dali) y a los paisajes kársticos del río Yangshuo, para acabar el
ambiente rural de Ping’an y sus arrozales.
ZONA TIBETANA
Bajo este nombre englobo
la zona de la provincia de Sichuan que aunque comparte la misma cultura, forma de vida y paisajes, no son propiamente
el Tibet. Es una zona montañosa, con alturas próximas a los cuatro mil metros y
la parte menos masificada que visitamos. Las comunicaciones son buenas y
comparado con el Tibet indio (Ladakh), mucho más desarrollado y rico.
Chengdu es la capital de la provincia, con 14 millones de habitantes, y donde aterrizamos
desde España. En Chengdú únicamente visitamos el centro histórico de la cuidad
(Kuan Xiangzi), animado y agradable, con mucha vida
nocturna y puestecillos callejeros para comer. Otro día lo dedicamos al parque
Bi Feng Xia para ver los pandas: se puede hacer un recorrido agradable, pero si
el objetivo es ver los pandas no lo aconsejo, es un viaje largo y apenas se ven
pandas. Más interés fue la visita al pueblo medieval de Huanglongxi, con
encanto.
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Oso Panda en el parque de Bi Feng Xia |
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Huanglongxi, un pueblo tradicional |
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Huanglongxi |
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Huanglongxi |
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Niño de Chengdu |
Tagong. Alcanzamos este típico pueblo tibetano situado a 3.700 metros tras
un largo viaje por carretera, haciendo noche en el inhóspito Kanding bajo una
meteo desfavorable. Tagong bien vale la pena: un lugar apacible, sin apenas
turismo y muy agradable para pasar un día disfrutando de sus casas típicamente
tibetanas, de su monasterio y de otros elementos de la cultura tibetana como
son los cilindros de oración (ruedas de plegarias) y las estupas. Destacar el
hostel donde dormimos, en una casa tradicional con una habitación colectiva
maravillosa. Y cerca, en la plaza principal, otro alojamiento regentado por un
británico con mucho ambiente, cervezas y hamburguesa de yak (por la gracia de
tomarla, no por ser una delicatesen).
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Joven con rasgos tibetanos en el camino a Tagong |
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Dirigiéndose al monasterio de Tagong |
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Monje tibetano |
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Ceremonia religiosa en el monasterio de Tagong |
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Callejeando por Tagong |
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Ruedas de plegaria: omnipresentes en el Tibet |
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Tagong |
Litang. Lo mismo se puede decir de este pueblo enclavado a 4.014 metros
de altura. Estaba en obras, embarrado y su monasterio en reconstrucción, pero
el ambiente tibetano era muy intenso, incluso “políticamente” es un lugar
caliente. Viajando por carretera hacia este pueblo tuvimos un la oportunidad de
ver cómo viven los tibetanos nómadas, pues en una parada un pastor nos invitó a
tomar el típico té agrio en su tienda… una vida dura sin duda. El viaje por
carretera en si es un placer, pues aunque muy largo, descubre unos paisajes
impresionantes. Me llamó la atención la cantidad de cicloturistas haciendo la
ruta, en condiciones realmente duras (frío, lluvia y con pasos por encima de
los 4 mil metros).
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Pastor nómada que nos invitó a un té en su tienda |
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Interior de la tienda |
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Pequeña habitante de Litang |
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Ruedas de oración en Litang |
Shangri-La. Desde Litang hacemos una largísima jornada en coche que nos
deja en Shangri-La. La ruta pasa por
paisajes impresionantes, incluyendo la carretera que bordea un desfiladero sobre
un río color chocolate que confluye más adelante con el Yangtse (con corte por
desprendimiento incluido). A 3.380 metros de altura, Shangri-La es un referente
turístico, y por tanto sin el encanto para mi gusto de los dos sitios
anteriores. En algunas guías se la denomina Zhondiang . La incluyo en la parte
tibetana por su monasterio, aunque pertenece a la provincia de Yunnan y su
ambiente es mucho menos tibetano que Tagong y Litang. Es un lugar más masificado,
con más infraestructuras, mucha gente y más animado. Sus casas tradicionales
eran de madera y lamentablemente un incendio ha hecho que esté en
reconstrucción. Lo mejor en sin duda el templo (lamasería de Songzanlin,
también denominada el pequeño Potala). Hay que pagar 10-15 EUR (no recuerdo
exactamente), pero vale la pena (a pesar de las aglomeraciones). Otros dos
detalles interesantes de Shangri-La son los bailes colectivos que tienen lugar
al atardecer en la plaza principal y el gigantesco cilindro de oración que se
ve desde todo el pueblo. Es un enclave estratégico pues es una de las llaves
para visitar el Tibet y otros dos lugares señalados: la garganta del salto del
tigre y el Parque Nacional de Potatso (ver entrada siguiente).
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Uno los conductores que nos llevó a Shangri-La (sin comentarios) |
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Shangri-La |
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Shangri-La |
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Shangri-La al anochecer |
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Shangri-La: lamasería de Songzanlin |
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Shangri-La: interior de la lamasería de Songzanlin |
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Shangri-La: lamasería de Songzanlin |
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Shangri-La: decoración del interior de la lamasería de Songzanlin |
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Panorámica de la lamasería |
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El pecado siempre tiene su castigo. Parece el Apóstol Santiago en versión budista. |
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Joven ataviada con traje regional |
Joder Manuel, como te lo curras!! muy bien, las fotos espectaculares y lo que cuentas ayuda mucho a entender el país. Estoy deseando ver las dos entradas que faltan, ánimo!!
ResponderEliminarUn abrazo fuerte!
Muy chulas las fotos y el blog muy bueno... Recordando el viaje. Que buena la foto del conductor. No tienes ninguna del cuchillo que llevaba?? :)
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