El álbum de Hong Kong y Macao de mi Flickr
Hong Kong (HK) fue la última etapa de este viaje a
China. Poco hay que decir de esta excolonia británica que no se sepa o intuya:
una gran ciudad que hasta 1997 fue territorio del Reino Unido y que constituye
uno de los centros financieros más importantes del mundo. Es una región
administrativa especial, esto quiere decir que aunque la soberanía es del
gobierno de Pekín, tiene un sistema económico (capitalista), judicial y
administrativo diferente (un país, dos
sistemas). De hecho a pesar de ser un único país, hay que pasar aduanas,
una frontera como si fuese otro estado. Sin embargo, los hongkonenses,
acostumbrados a vivir en libertad, se encuentran incómodos con la dictadura
comunista (lo de comunismo es un decir, porque el consumismo vimos que reina
por doquier), que no consiente actitudes críticas hacia ella. Por ejemplo han “desaparecido”
varios libreros de HK que editaban y vendían libros desafectos al régimen (más información) y lo mismo ocurrió con unos abogados defensores
de los Derechos Humanos (más información).
La región administrativa
especial de HK consta de 3 partes: a) la isla de HK, 2) el territorio
continental anexo (Kowloon) y 3) los Nuevos Territorios (parte continental y
muchas islas, incluida la de mayor tamaño, Lantau).
Lo que hicimos en HK:
Callejear por la ciudad: a pesar del agobiante calor húmedo, patear la cuidad permite tomarle el pulso y llevarse una buena idea de lo que es. Grandes edificios, sedes de bancos y empresas, calles comerciales infinitas entremezclados con barrios más tradicionales (con sus mercados, puestos de comida y parques). Incluso se puede ver algún edificio de la época colonial, como la Casa Azul, en el nº 72 de Stone Nullah, en Wan Chai. El barrio de Mong Kok es otra de las zonas de pateo recomendables.
Mercado de las Mujeres (Ladies Market): muy recomendado en las guías turísticas, peor sin nada remarcable. Artículos de baja calidad típicos made in china iguales a los que encontramos en sus bazares en nuestro país. Y a los mismos precios.
El Skyline de la cuidad. Una imagen que si vale la pena. Lo mejor es verla desde la costa sur de la península de Kowloon (se comunica por ferry y por metro submarino). Una buena opción es pasear al atardecer por la Torre del Reloj y la Avenida de las Estrellas (paseo donde se rinde homenaje a las estrellas del cine), zona muy animada y desde la que no solo se ve el famoso skyline, sino que también permite disfrutas de un magnífico espectáculo de música y rayos láser.
El Pico Victoria (o simplemente el pico, The Peak). Es la montaña más alta de HK y permite observar la ciudad desde su cumbre (cumbre en la que, como no, hay varios centros comerciales). Se sube en un funicular (o andando si tienes ganas) clásico de 1880.
El pueblo de pescadores de Tai O. Localizado en la isla de Lantao, se llega en transporte público desde HK. Su visita la recomiendan las guías, como un pueblo tradicional con sus casas de palafitos. No niego que tenga su gracia, pero a mí no me chistó demasiado. Con el calor que hacía mejor quedarse en alguna de las playas que se ven en el mismo trayecto a ese pueblo.
Diamond Hill, barrio de HK donde hay dos recomendables visitas, el monasterio de Chi Lin y el jardín japonés de Nan Lian. Este jardín es especialmente atractivo, con poca gente, agua y sombra, un oasis de relax en medio de esta hiperactiva urbe.
El Paseo de las Estrellas al atardecer |
El Skyline desde el Paseo de las Estrellas |
Espectáculo de música y láser desde el Paseo de las Estrellas |
HK desde el Pico Victoria, un clásico |
En el pueblo de Tai O |
Monasterio de Chi Lin, en Diamond Hill (HK) |
jardinero en el monasterio de Chi Lin |
Jardín japonés de Nan Lian (I) |
Jardín japonés de Nan Lian (II) |
Jardín japonés de Nan Lian (III) |
Macao
Después de estar inmersos
en China 3 semanas, el descubrimiento de esta excolonia portuguesa (devuelta
más tarde que HK, en 1999) es todo un descubrimiento. Al igual que HK, es otra
Región Administrativa Especial, tiene control de fronteras, moneda propia (la
pataca, con paridad con el dólar de HK) y se rige por el sistema legal
portugués. Macao es una perlita, con su parte antigua colonial de intenso aroma
lusitano, tan cercano a nosotros, con sus calles empedradas igual que lo
estaban muchas de las de la metrópoli y con la fachada en ruinas de la catedral de
San Pablo. Aunque había mucha gente, el ritmo vital era más pausado, más
ibérico. Un rincón excepcional fue el de un bar, el Café Catedral, escondido en
unas callejuelas, en el que hay cerveza Super Bock y vinos (vino verde) y tapas
típicamente portugueses (casi se me
saltan las lágrimas después de tanto exótico plato oriental). Eso sí, el dueño
es australiano y el local está decorado con las banderas australina y
portuguesa.
Otro ¿atractivo? de Macao
son sus casinos: coloristas, enormes, alguno más cutrillo y otros más lujosos
tipo Las Vegas (no estuve en Las Vegas, pero me imagino que deben ser
parecidos). Es el único territorio chino en el que el juego es legal y entrar en
uno de los casinos y ver a la peña gastarse los cuartos pone los pelos como
escarpias.
Desde HK se llega en
ferry en hora y media y el trayecto cuesta entre 20 y 40 EUR (depende de que si
hay plazas libres al final las rebajan).
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