Dejamos el frío y la
humedad de las alturas para visitar varios enclaves populares desde el punto de
vista turístico. Como siempre, los comentarios son personales y por eso hay que
tomarlos con cautela, está claro que están influenciados por mis gustos.
Potatso National Park: también denominado Padacuo es un parque natural
situado a 22 km de Shangri-La. Bastante conocido, al menos localmente, es una
visita que recomiendo evitar. No es que no sea bonito, que lo es, es que la
forma de visitarlo (la única forma) es absolutamente decepcionante para los
gustos occidentales. Y aunque es hermoso, no aporta nada pues el tipo de
paisaje con prados, coníferas y lagos es muy parecido al que se puede ver en
Europa (recuerda al norte de España y los Pirineos), o sea que en ese sentido
no os sorprenderá. La entrada es cara (unos 37 EUR), te llevan en un bus y te
sueltan en una pasarela de madera de metro y medio de ancha por la que se
circula embutido en una larga retahíla de otros turistas sin poderse salir del
camino marcado. Es comprensible hacerlo de esta manera, pues si esas
muchedumbres invadiesen el espacio natural en pocas semanas la degradación
sería brutal. Pero así no vale la pena. Mejor dedicar el tiempo y el dinero a
otras visitas.
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La pasarela |
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También se puede hacer una excursión en barco dentro del parque Potatso |
Garganta del salto del Tigre. Al igual que el parque Potatso/Padacuo es una
atracción muy turística, pero esta sí que vale y mucho la pena visitarla. Hay
dos formas de hacerla: por arriba y por abajo (no es un chiste). Por arriba
vemos las proporciones del desfiladero, con las montañas nevadas en el extremo
superior y en río marrón abajo. Hay un pequeño mirador (una simple roca en la
que cobran 10 yuanes) donde se aprecian esa variación río-cumbres. Se puede
hacer andando o alquilando una mula/caballo. Hay una subida dura por el calor
(las 28 curvas) que te deja en el mirador mencionado. Se puede regresar por el
mismo camino o seguir hacia abajo a otro pueblo y bajar a la carretera. También
hay un trekking de varios días por esa zona superior, pero no sé si aportará
mucho más que esa excursión de un día. Por abajo es la ruta por carretera, con
puntos de acceso a pasarelas para observar el río, que al encajonarse lleva una
fuerza realmente impresionante. También se puede bajar al punto más estrecho
del cañón, punto donde la leyenda dice que saltó el tigre escapando del cazador
(de ahí el nombre de la garganta). Para ello hay que preguntar por una senda
que nos llevará a ese estrechamiento. Se puede acceder a una roca en medio del
río mediante un puente tibetano. Hay que pagar una pequeña tasa a los locales
tanto para la senda como para el puente, pero se paga con gusto por la
experiencia. Es una excursión que vale la pena y que no está nada masificada
(menos que las pasarelas adyacentes a la carretera). Nosotros llegamos por la
mañana, hicimos ese día la ruta superior, dormimos en Tina Guest House en la
carretera y al día siguiente bajamos al punto más estrecho y de regreso paramos
en los miradores.
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Enormes picachos asoman por encima del cañón |
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Comienza la subida, unos a pie y otros a lo John Wayne |
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Desde el mirador se puede apreciar las proporciones del desfiladero |
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Detalle del río encajonado |
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Desde uno de los aldeas del la garganta |
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El punto más estrecho de la garganta: espectacular |
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La increíble fuerza del río |
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Desde las accesibles pasarelas también se puede disfrutar de la fuerza del río |
Lijiang. Ciudad cuyo caso hermoso casco antiguo (Dayan) es patrimonio de la
Humanidad. Es un laberinto de calles empedradas con casas bajas de arquitectura
tradicional naxi (así se denomina al pueblo autóctono de esta región). Varios
canales de agua la recorren por dentro. Lo mejor es perderse por esas calles y
vagar impregnándose de su ambiente, pero hay que hacerlo muy temprano porque
después se producen unas agobiantes aglomeraciones de gente (¿hemos dicho que
China es el país más poblado del mundo?). También es una pena que la mayoría de
las casas dediquen su planta baja a tiendas de recuerdos más variopintos. Merece
la pena la visita al Parque del Dragón Negro (Heilong Tan), que en días
despejados (no fue nuestro caso) refleja la montaña nevada del Dragón de Jade.
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Niños jugando (y encantados de ser el centro de atención de unos extranjeros) |
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Lijiang al amanecer, la única forma de verlo sin gente |
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Los característicos canales de agua de Lijiang |
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Pimiento tamaño familiar (mercado de Lijiang) |
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Parque del Dragón Negro |
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Parque del Dragón Negro |
Dali. Otra ciudad histórica con un bonito casco antiguo amurallado. Pero… con
miles y miles de visitantes, con casas tradicionales dedicadas a muy diversos
negocios turísticos y con demasiado bullicio. Está localizada en la orilla este
del lago Erhai. Si obviamos el gentío, sobre todo si nos alejamos del centro,
nos daremos cuenta que es una ciudad bonita y con encanto. Merece la pena
acercarse al lago, no está al lado de la ciudad pero se puede llegar caminando
tras atravesar la carretera y una zona rural o alquilando unas bicis (incluso
hay una ruta para bicis por las orillas del lago). En la orilla del lago
encontraremos algunos lugares agradables para comer y tomar una cerveza, algo
menos masificados que el centro de Dali. Otra visita que refieren las guías son
las tres pagodas. Nosotros no entramos en el recinto, las vimos desde fuera (a
mí me llegó con eso).
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Turistas (como nosotros) |
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En infraganti |
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Flipante la camisa del novio... así cualquiera ;-) |
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Pescando en el lago Erhai |
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Anciana en la orilla |
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En el mercado |
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Las tres pagodas desde el exterior del recinto |
Un video (de Lourdes Andreu), mostrando un baile en una plaza de Dali:
Río y paisajes kársticos del Yangshuo. Quizá una de las partes más disfrutonas del
viaje en un paisaje típico del sudeste asiático. Un río que circula rodeado por
altas colinas acuminadas cubiertas de vegetación. Desde Dali viajamos por
carretera a Kumming y de ahí en tren
litera a Guillin en un largo trayecto de 23 horas. Un par de horas más para
llegar a Yangshuo. Esta cuidad es un agobio hortera de turistas y ruido, pero
constituye el punto de partida para dos actividades muy recomendables. Una es
la travesía por uno de los dos ríos (el río Li o el Yulong). El río Li es más
grande y en él se pueden hacer dos tipos de travesías, una larga en un crucero u
otra corta en una balsa de bambú (o plástico simulando bambú). Desde cualquiera
de las dos la experiencia es muy agradable, pues vamos inmersos entre riscos
kársticos. Otra opción es realizar la excursión en bicicleta desde Yangshuo
hasta el puente del dragón (Dragon Bridge)
recorriendo las orillas del río Yulong (más pequeño y en el que también hay
balsas de bambú, de hecho se puede combinar una excursión en bici y en balsa). Nosotros
hicimos la excursión en balsa del río Li por la mañana temprano y después
alquilamos la bici para ir a comer al puente del dragón en uno de los garitos
próximos al puente (con baño incluido). A la vuelta paramos para ver el
atardecer desde el mirador de la montaña de la Luna (Moon Hill, la montaña horadada). En las guías señalan que se
pueden observar a los pescadores tradicionales con los cormoranes, pero
nosotros no vimos más que uno posando para las fotos por un módico precio.
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Excursión por el río Li |
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Por el río Yulong, cerca del Dragon Bridge |
El Dragon Bridge y jugando una partidita en uno de los pueblos durante el recorrido en bici.
Terrazas de arroz en Ping´an. Ping´an es un pequeño pueblo de montaña situado
a unos 100 km de Guillin en el área escénica de Longji, habitado por la etnia
zhuang. Hay otra etnia en esta área, los Yao, cuyas mujeres solo se cortan el
pelo a los 16 años y a partir de ahí lo dejan crecer (se pueden fotografiar,
previo pago, claro está). Este pueblo es un lugar tranquilo y fresco, con
varios alojamientos y con un paisaje caracterizado por sus arrozales dispuestos
en terrazas. Desde aquí se pueden emprender un par de excursiones cortas que
permiten disfrutar de este peculiar paisaje y que sirven de contrapunto al
calor y las aglomeraciones de los lugares anteriores. Vale la pena hacer estas
excursiones al amanecer y al atardecer, cuando los colores de los arrozales
muestran todo su esplendor.
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Panorámica del pueblo |
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¿He dicho que a las chinas les encanta posar? Del resultado de la pose no digo nada |
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Hoteles con encanto en los arrozales chinos |
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